30 de junio de 2012

Como si fuera el primer beso



Caminando por los pasillos de la tienda comercial, te vi. Tal cual, con tus colores, tu ropa, tu mirada de niño juguetón, bendito seas. Estaba tan emocionada por el hecho de verte ahí, intenté que me veas, quería saludarte, así que busqué tu rostro y con la mano hago el típico saludo de “Hola”, al verme, esta vez tu rostro no emite un "que falsa casualidad", esta vez fue “que gusto de verte”.

Espero en el pasillo mientras tú terminas de pagar tus cuentas, la curiosidad me mata. Te acercas, me saludas - ¿Qué estás haciendo aquí?- me dijiste.

Estaba paseando, vengo de mi curso de capacitación, ¿y tú?

Yo estaba pagando unas cuentas y ahora me voy. ¿Nos vamos?

Saliendo del lugar, era una especie de fábrica de la tienda, había rejas de contención y el entorno era un estacionamiento, no tal cual, pero el piso se le parecía, así también las señaléticas. Yo aun no podía creer del todo que estaba justo en ese momento contigo y a solas, nadie más que nosotros. 

Me acerqué a ti más de lo normal, fue por algo en particular estoy segura de eso, pero no recuerdo lo particular, pero sí recuerdo tu rostro, inseguro, asustado que me miró a los ojos y no supo qué hacer.

Dame un beso. Me gustas ¿acaso no es evidente? – Dije, apostándolo todo.

Sí, me hiciste sentir, con la mirada y tu cabeza que oscilaba de arriba abajo.

Describir ese momento no tiene cabida en alguna parte y tampoco con palabras. Puedo cerrar los ojos y ver la misma cara que me plantaste, sentir tu piel morena y tersa, puedo verlo, sería genial verlo otra vez. Fue un beso increíble, sentí desde el contacto con tu boca hasta la última molécula de ti, estaba en las nubes, sin duda, fue el mejor beso que me han dado desde hace mucho tiempo.

Caminando por el lugar parecíamos dos niños pequeños, tú te dejabas querer y yo quería en demasía, íbamos tomados de la mano y yo la besaba cada cierto tiempo, no podía controlar mis impulsos sobre ti, cuanto me magnetizas.

En un momento, he de suponer que pierdes la compostura, en el centro de alguna parte de nuestro cuerpo, alma o mente, sentimos algo y ese algo es lo que nos lleva a dar o recibir en momentos determinados. Apoyados en la reja de contención, me abrazaste y yo también a ti y con el cúmulo de sentir que tenías guardado me besas, si,  esta vez tu me besaste y fue nuevamente increíble, no podría decir cuánto estaba disfrutando ese momento. 

Te alejé un poco de mi piel, solo para contemplarte a menos de un metro de mi y observar la belleza de la que estaba siendo espectadora, colocaba mis manos en tu cintura porque consideraba que eras perfecta, con tu pelo largo y tu piel blanca, sentía que estabas más exquisita que nunca.
¿Perdón? ¿Qué pasó? Entré en razón y me di cuenta que te habían cambiado, físicamente ya no era él, era ella, pero yo seguía sintiendo lo mismo hacia él con la imagen de ella. Yo lo quería a él.

1 comentario:

  1. Que wenaaaaa me mantuviste al borde del asiento siempre, No cache mucho el final jajajaa algo deduci, pero me gusto mucho.

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