9 de diciembre de 2012

Expedición en un lugar desconocido



Me sentía como Dorothy saliendo de su casa después del tornado, pero yo no iba saliendo de casa, iba entrando y tampoco hubo tornado, solo que no hubo nada antes.

La casa era de muchas habitaciones, habitación que abría había jacuzzis y camas. En una había una señora de unos cincuenta años, en un jacuzzi y en otra un viejo gordo de sesenta, en un jacuzzi también. En otra una cama de una plaza. Me preguntaba si estar ahí era gratis y si, lo era. Cuando salí al patio, había una bajada de madera, no era una escalera, era una especie de bajada inclinada. A mi frente tenía una imagen espectacular, un cerro lleno de árboles todo muy verde y claro pero antes de eso dos troncos muy gruesos, con hojas florecientes del mismo color que el bosque.

Para llegar al bosque había que pasar por los troncos y no niego que lo intenté, pero las zapatillas no ayudaban, pensé en quitármelas, pero de tanto pensar, desistí de la idea de cruzar hasta el cerro. Desde esa perspectiva se veía igual de bonito.

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