24 de septiembre de 2013

Los turistas en el metro

Si hay algo en lo que jamás me había fijado, era en un hombre de piel blanca transparente y cabello dorado, tanto como el oro, sin embargo, él tenía justo que estar allí. Era el vagón número no se cuanto, aproximadamente las quince y treinta de la tarde, un día sin mucho sentido, sin un antes, sin un después. Era mi compañero de ruta, de viaje, vagón desocupado, ellos dos de pie mirando su destino. Era guapo. No tengo claro exactamente que fue lo que me gustó, si su estilo hippie o su barba varonil, porque convengamos que su cabello aleonado y su piel blanca como la leche, definitivamente, no había sido. Se alejaba demasiado a mi prototipo semita al cual estaba acostumbrada. Pero daba igual, mi vocación de servicio quería aflorar en cualquier momento.

 ¿si? ¿les ayudo?


Él nunca respondió. Su amigo, un moreno estilo africano de habla inglesa fue finalmente quien lo dijo todo.

El país, la comida, las calles, la música, el destino, whatsapp, los insectos, las ruedas, el tráfico, los domingos, el agua, más lento, te entiendo.  El sol, la lluvia, tus zapatos, ¿mis zapatos?, la cama, tus ojos, mas cerca, tus ojos otra vez, no tan cerca, te entiendo la mitad, si claro, el clima, el trabajo, las mujeres, el metro paró. Creo que no te entiendo. El hombre habla mucho (lo estaba pensando), pero habla en ingles. Si, te entiendo, habla más lento, y no tan cerca. Está bien, te entiendo la mitad.

Dame tu facebook.
My email is....
¿ese es tu email?
No lo entiendo, déjame leer. Mas cerca.

"Todos los pasajeros deben descender del tren".

Él también era guapo, tenía los ojos claros, los vi de muy cerca, cuando me hablaba. De todos modos, no le entendí casi nada.

1 comentario:

  1. Trabajo con turistas todo el día. Me gustan, o los que más me gustan son los que vienen de oriente. Más exóticos, diferentes :)

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