Y yo tenía un árbol, tenía un árbol como así mil weones más. El árbol, era mi inversión, mi bendita inversión empresarial. Todos felices comían y yo no podía comer.
Sale al escenario Camila Moreno y dice, no nos vendemos, pero de algo hay que vivir. Yo la miré como si hubiese sido sorprendida en un grupo al cual no pertenecía y me pongo a llorar… lloro y lloro y lloro, desconsoladamente lloro por sentirme parte del sistema.
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