5 de octubre de 2012

Polos opuestos se atraen



Cuando te vi, fue una sorpresa grande. Nunca pensé que te iba a ver, en realidad nunca pensé estar así contigo. Estaba acostada, esperando levantarme, esperando que algo magno me motivara y me hiciera salir de la cama y llegaste tú. Alto de anteojos con ese caminar como si los hombros pesaran o el mundo fuera demasiado pequeño o quizá tú muy grande, así un poquito como me gustabas y como te recuerdo, pero ojo que solo gustabas.
Nos saludamos, como dos viejos amigos que en realidad no fuimos. Un correo electrónico que demostraba que más allá de ser el simple jefe de un área, más allá de los ¡Hola! Que nos regalábamos a diario y de los reportes semanales que dejaba en tus manos, había una mínima y ecuánime cuota de afecto.  

-          - ¿No me diga que se va?

-          - Así es, trabajo hasta la próxima semana.

-          - Bueno, si es algo mejor que acá, aprovéchelo. Le deseo lo mejor.

Dos correos electrónicos manifestaban que quizá no solo había una mínima y ecuánime cuota de afecto, sino que además una cierta conexión y no solo eso, además un sueño que derivó en correo y que nos hizo terminar hablando de relaciones. No, no era el simple, guapo e interesante jefe de área.
Ahí estabas, mirándome, sin ninguna intención porque a pesar del gusto, nunca la tuvimos. Te acostaste en mi cama y te sentí tan frío. Te sacabas los calcetines, solo porque piel con piel quita el frío y eso querías, no sentir más frío.  Yo te abrazaba y me percataba de que nosotros éramos dos personas no compatibles, con lo que entablaba una de mis típicas teorías mientras continuaba con nuestro abrazo.


-          - Soy de la idea de que dos personas son compatibles cuando su resistencia al frío es opuesta. Soy de la idea de que una persona corporalmente fría no puede estar con otra corporalmente fría, porque deben ser opuestos, los polos opuestos se atraen y yo soy corporalmente fría, necesito un cuerpo caliente. Mientras pensaba que no podría estar con alguien como él.

Mi familia se iba de paseo y sabía que todos estaban en eso, se supone que yo también, mientras seguía pensando en lo opuesto de la temperatura de los cuerpos, no quería quedarme abajo. Me levanté y empecé a buscar mis cosas, debía ducharme, cuán importante era mi ducha y cuán importante era también no quedarme abajo del paseo. Tenía una cierta preocupación, de que se fueran sin mí, que no me notaran, que olvidaran que estaba ahí, dándome una ducha para ir de paseo.

Todo lo que viví después es demasiado confuso y no lo recuerdo. Ella me llamaba, N me llamaba y sabía que tenía que llamarla de vuelta, sabía que debía estar para ella, sabía que ella era algo importante, ella era, algo era.

1 comentario:

  1. Me quede un rato en tu blog, y me fui a tus fotos, dibujos y más...
    Con Manuel García de fondo no fue tan melancólico...como lo es la canción....raro no?......

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