20 de abril de 2013

Era


Anoche quería olvidar, quería olvidarme un poquito de mis malas decisiones, de mi trabajo, de la gente con la que convivo de 8:30 a 18:00 y la falta de cojones para jugárselas por el equipo laboral. Quería olvidar, pero ya no se usa eso de ir de juerga con los amigos y emborracharte por las penas, ni por las cosas que no resultan, ni por el pasado inexistente.

Ahora se usa que un amigo te invite a Mardoqueo e inevitablemente acordarte que siempre quisiste ir allí con alguien que también decidiste olvidar, de hecho ¿No se supone que ya no existe? Y con la idea latente que vas a llegar a casa, le vas a enviar un correo y decirle:

“Ey, usted ¿recuerdas todas las veces que te dije que debíamos ir a Mardoqueo? Pues no me equivocaba, es genial, no solo venden sándwich gigantes y cerveza, sino que además está decorado con artefactos de muchos años atrás y de todo tipo, solo quería decirte, que yo sé, que te gustará.”

 Pero bueno, te vuelve la razón y recuerdas que esa persona está muerta y no puedes escribirle un correo, y que a lo mejor, él ya fue a Mardoqueo solo o quizá con alguna otra persona que debe estar presente en tu vida. Y así pasa la noche, llegas a casa con tu estómago medianamente lleno, sin borrachera porque ya dijimos que esa no era la idea de olvidar los problemas, te metes en la cama y te quedas dormido hasta el otro día. Aproximadamente ocho horas de sueño totalmente reponedoras, pero el dormir no siempre es lo que esperamos, no siempre se encarga de recordarte que aunque esa persona esté muerta, la extrañas cada día, la extrañas como si fuera un dieciséis de Octubre del año 2012 y aunque esta fecha para él y para todos no signifique nada, para mí, es la última fecha en que desperté a su lado.

Yo lo conozco, aunque en realidad no, lo conozco un “poquito” como diría él mismo o más bien, conocí lo que él quiso que yo conociera. Él me conoce, aunque en realidad tampoco me conoció, también fue solo un poquito o solo lo que yo quise ¿saben qué? Eso te hace sentir culpas, él no conoció quizá, a quién escribe más cariñosa y entregada, quizá y es cierto, debí saludarlo todos esos días de forma más enérgica y haberle dicho lo que pensaba.

Por Dios hombre, cuánto te extrañaba, cuanto quería verte, cuanto te quería en mis brazos.

Pero no se hizo y él nunca lo sabrá, porque está muerto...

Estábamos viendo sus informes y no puedo recordar de qué pero si que eran importantes, nosotros… yo y un par de amigos más los revisaban. La verdad es que yo no entendía del tema, ellos sabían que yo lo conocía, sabían solo eso y no había prejuicio alguno.
Entonces él salió de su escondite a presentar sus informes, explicarlos, mostrarlos y vanagloriarse obviamente de todo su trabajo. Me abrazó, me abrazó sin ningún remordimiento delante de todos y yo claro, orgullosa me sentía al lado de ese hombre, era el hombre que quería conmigo, el que tanto me gustaba y él solo tenía muchos abrazos, abrazos fuertes y agrandes para mi… era como dar respuesta a ese dicho que dice “detrás de un gran hombre, hay una gran mujer” él lo quería hacer notar y yo estaba bien, me sentía bien… estaba con él.
En las calles habían protestas y del departamento del frente un grupo de fuerzas especiales sacaba a un hombre que se dedicaba al tráfico de alguna sustancia ilícita, todos estaban pendiente del espectáculo, todos menos tu…
Se acercaba la hora de almuerzo y en vista de que las cosas parecían mejor y él ya no decidía no estar o esconderme, lo llamé para quedar en almorzar pero nunca contestó..
Lo llamé de varios teléfonos, varios minutos después y nada pasó…y fue cuando recordé, que él estaba muerto. Él aun estaba muerto para mí.


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