Siempre he creído que este blog dejaría de tener sentido cuando empiece a escribir cosas que realmente estén pasando y es que acaso escribir lo que he soñado ¿no tiene relación con lo que está pasando? Claro que la tiene. Claro que la última entrada fue solo un sueño pero, la escribí descontextualizando el sueño y mezclándolo con cosas que realmente están pasando y con lo que realmente estoy sintiendo.
Abrazados en tu cama era un juego de un sí y un no, te pedía por favor que me dejaras, no quería acostarme contigo, pero no era cierto, lo único que quería estar en tus brazos, era lo único que quería siempre, porque era capaz de cerrar mis ojos y ver tu cara, ver tu color de piel y tu boca, que era lo que me trastornaba. (Junto a todo lo demás) – Por favor déjame, no me toques, no te me acerques – Le dije con una convicción que no convencía ni al más creyente.
Los sueños reflejan claramente lo que uno está sintiendo, lo que está pasando en sentido figurado. Y lo cierto es que lo extraño, extraño sus juegos, sus besos, sus bromas, su rostro cuando duerme, cuando habla en serio, cuando es el tipo tierno que yo conocí y es mentira cuando digo que no quiero verlo y que no quiero saber nada de él, es mentira porque cierro los ojos y lo veo. Siempre he creído que cuando eres capaz de cerrar los ojos y reconstruir la imagen de una persona en tu mente, es porque esa persona fue importante e irremediablemente yo cierro los ojos y puedo reconstruir cada noche que estuvimos juntos, cada cosa que me dijo, cada mañana que desperté a su lado, cada mirada que me regaló y cada instante que no sucedió.
Accedí porque negar algo por mucho tiempo no es lo mío, estábamos en eso que yo quería y sacó eso que siempre sacaba en esos momentos, eso que yo odiaba usar, porque la verdad es que quería ser completamente de él y quería que él lo notara, no me importaba más nada desde ese momento en adelante, solo me importaba estar con él, todo lo demás era perfecto.
Pero sucedió y no eran los que teníamos cuando estábamos juntos, yo me di cuenta porque soy observadora en ciertas cosas, se justificó, - tuve que comprar más – y parecía que la justificación lo empeoraba todo, me daba a entender que en este tiempo había estado con alguien más, que ya me había reemplazada y yo, como siempre, actué como si no me importaba, nos acostamos como siempre pensando como nunca en que había estado con alguien más.
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