28 de diciembre de 2014

¿Presente o Revivir el Pasado?

Solo iba a buscar lo que me faltaba, tenía que volver para irme de viaje. Diez días de campamento. La puerta con mis cosas estaba terminando el pasillo donde estaban las dos salas de clases y donde justamente, estaba él.
Si tengo que confesar; yo no lo busqué y no sabía que él iba a estar ahí. Caminé como si no me atormentara ningún recuerdo con su presencia, estaba sacando mis cosas, como un casillero de secundaria de película gringa, era solo un trámite; obtener las cosas e irme, pero cuando junté la puerta, estabas ahí, mirándome como si nunca hubieses deseado ignorarme.

Podría encomendarme a todos los santos existentes del planeta para pedirles con todo el favor de Dios que cuando lo vea no sienta nada y fue imposible. No hay recuerdo mas latente, que cualquier cosa que venga de el. Debió ser siempre un pecado. 

—Te he estado buscando
¿Ah sí? ¿Cómo para qué?— Esa pregunta no era idiota, no entendía por qué podría buscarme, siempre me había estado ignorando, desde que acabó, desde que tengo memoria, hasta que dejó de doler.
Bueno, tu sabes cuál es la verdad y yo ya no aguanto más, creo que debemos intentarlo— Me dijo, como si todos estos años hubiese estado reprimiendo todo lo que había sentido.

Yo sabía que los pocos meses que estuvimos juntos, habían sido nuestros mejores meses de la eternidad. Sabía que su piel y los recuerdos me acompañarían siempre, sabía que era una obsesión, pero sin duda era la mejor obsesión de todos los tiempos.

Ya lo creo— Mientras terminaba de cerrar el casillero, que era como un closet, en la parte mas absurda del universo. Me hacía un poquito la importante.
Ya sabes donde vivo— Le dije y le sonreí, mientras terminaba con mis cosas. Era el paso a abrirle nuevamente mi vida y un pedazo de corazón.
— pero en diez días, en diez días regreso a Chile—Dije esto y no pude evitar acercarme a él como la primera vez y besarlo, con ese mismo nervio y la misma intensidad.  Su boca me estaba llamando, y no podía dejar pasar diez días para eso. Él me trastornaba, definitivamente.

El problema venía ahora. Yo, con mi vida resuelta, al fin con una relación medianamente normal, con un hombre que no me ha hecho daño, que es lo mas perfecto que puede hallarse entre lo imperfecto, iba caminando de la mano de él, del pasado, quien el mismo tiempo me explicaba que ”eso si”— No me puedes cambiar—  deseándolo, invitando a verlo en diez días y con la solución a la vuelta de la esquina. Tendría que optar por el presente o revivir el pasado.

18 de septiembre de 2014

Vijea pituca rancia de teleserie

Él no hablaba mucho, digamos que casi nada. Llevaba un poleron con capucha, así que tampoco le veía mucho la cara, pero sabía bien quién era él. Guapo, de familia bien. Estábamos sentados mirando la piscina y yo le hablé, porque entre no hacerlo y hacerlo; siempre es mejor hacerlo. (Aunque en la práctica pensar así, me ha traído siempre malas experiencias).

Hablamos de la vida, del clima, de los pájaros, del amors, de su familia, de la mía, del trabajo, de muchas cosas que ya ni recuerdo. Que guapo era él. Era el típico mino que se hace el interesante (o al menos eso siempre es lo que he dicho yo). El weon que no te pesca, que apenas te mira, que habla poco de si, que al final no sabes si es porque es muy weon, tímido o se hace el importante. A estas alturas daba igual, estaba yo con el tipo, este tremendo mino, aunque debo aclarar que no de mi entero gusto, sentados mirando a la piscina, de noche, con los grillos como música de fondo, con su sonrisa encantadora y yo haciéndome la muy, para solo seguir el juego, al final de cuentas todo daba igual.
Él jugaba con mi pelo, lo recogía hasta que así, quedamos tan cerca que el momento fue inevitable que conjugase en un beso.  Lo que vino después, no es necesario entrar en detalles, nunca quise cuestionarme lo que estaba haciendo, porque sin pretender ser repetitiva, daba igual ¿Qué importa? Si no lo veía más, no era un problema y si me estaría persiguiendo con el traje de novio en su mochila, tampoco lo era (Ok, eso nunca pasa, pero es mi sueño y así lo pensé yo)
Al otro día, nadando con mi amiga, me sentía liberada. No  sé si pensaba del todo en lo que había pasado, no sé si sabía en lo que me estaba metiendo. Estaba con el hijo de la vieja pituca de teleserie. Si, así es, su mamá era una vieja de mierda pituca (amo esa palabra, pituca, pituca, pituca) que de lo único que sabía hablar era de los millones, el spa, la ropa y que se yo cuando estupidez más. De esas típicas viejas que personalmente me dan deseos de vomitar (y no tan viejas también).

- “Ellas no te convienen, ella es una gorda asquerosa, y la otra, asquerosa también”

Un consejo así le dio esta vieja a su hijo, cuando se enteró que tenía algo con algunas de las dos. Ella no sabía bien con cual, pero el asunto era que esta señora no quería que su hijo, guapo, príncipe azul, de piel tersa, sonrisa encantadora, que se hacía el importante; estuviera con alguna de las dos mortales, simples, silvestres, humildes y sobre todo silvestres.
Salí de la piscina, perseguida por mi amiga, que trataba de tranquilizarme, tomé mi toalla y salí a perseguir a la señora, dama, madame, que se había referido en esas palabras hacia nosotras, quería arrancarle la peluca de barbi millonaria, sacarle la máscara de trescientos veintiocho mil kilos de base que tenía y romperle las uñas acrílicas de mina porno (?); pero no, solo atiné a gritarle desde lejos y contenida por mi amiga:

Tengo más de vida, más de alma, más de humana, que todos los kilos de estuco que tienes en la cara y los billetes que tienes en los bolsillos, vieja julia (Léase vieja culiá)

Fue así como terminó la historia. No, no es cierto. Nunca más supe del mijito rico, al fin de cuentas, siempre dije que daba lo mismo, "lo que pasó, pasó", dice la canción y si me gustaba, era solo porque tenía un algo; quizá el hecho de que no hablara. Nunca supe si al final, era igual de pastel que su mamá o si de verdad había en él, un algo más.



Me está haciendo mal ver tanta novela mexicana.

6 de septiembre de 2014

¿Por qué volviste?

Salí de la sala y te vi. Moreno, polera blanca, jeans, mil veces rico, mi frase típica cuando algo me gusta, cuando me gusta demasiado. Tu me gustabas, sin duda.

Como una escena de telenovela nos miramos a los ojos, se me aceleró el corazón; sentía tu aliento y respiración caliente, me acercaba a ti, mientras tu esperabas con una botella de cerveza en la mano.

- ¿Por qué volviste?- Te dije.

No alcanzaste a responder, en nuestros besos estaban todas las respuestas.


Cavernícolas.


30 de agosto de 2014

Pasado revolviendo el presente

Llevábamos, mi amigo y yo, conversando unos varios minutos, sobre qué ha sido de nuestra vida en todos estos años sin comunicarnos.

-         -  Ya llegará el hombre, --me decía como concluyendo un tema en particular.
-         -  Y es que no es eso lo que más me importa ahora, tengo todos mis pensamientos enfocados en mis proyectos personales…--le respondí y escribí en el chat de Gmail donde nos estábamos comunicando.

Y en ese instante es cuando sientes un deja vu, estas conversaciones ya las habías tenido, con la misma persona y en el mismo lugar, es más, podías revisar un historial de conversaciones del pasado. Fue así que sin mucho sentido y totalmente fuera de lugar, aparece un mensaje de él.
 Los típicos mensajes de siempre o quizá de nunca, sin pies, sin cabeza y con ironía, con falta de verdad con ilusión, con la imagen que dibujó delante de mí, con el actor, con burlesca incoherencia, con lo infantil, con la persona que no conocí; apareció  tu mensaje invocando al pasado. Otra vez el pasado.

Su imagen personal, había cambiado y entré en desesperación, él estaba en alguna parte de esta red virtual, estaba, pero nunca lo estaba para mí, nunca más. Una pared gris de fondo y un cuadro del retrato en grafito de Hugh Laurie en Dr. House, el mismo que me dio tantas veces la bienvenida. El cuadro sobre un sofá, un sofá de tres cuerpos blanco, ya no era igual. Ese sofá nunca lo conocí, y quizá tampoco lo conocí a él.

22 de marzo de 2014

Llueve


Llovía tanto como un invierno del año noventa y tanto, así como cuando mi papá me tomó en brazos y mi mamá se sacó los zapatos y las medias, para caminar entre el barro y las piedras, para llegar a la casa, todos mojados. 

Así mismo llovía, pero estábamos en el dos mil catorce, tu estabas de cumpleaños; y yo. Y yo, cruzaba la calle, pavimentada y perfecta, por estos lados no se inunda como aquellos años pero queramos o no, la lluvia moja igual, toda empapada llego a tu puerta ¡feliz cumpleaños!

Y no tenía nada mas que decirte.

24 de septiembre de 2013

Los turistas en el metro

Si hay algo en lo que jamás me había fijado, era en un hombre de piel blanca transparente y cabello dorado, tanto como el oro, sin embargo, él tenía justo que estar allí. Era el vagón número no se cuanto, aproximadamente las quince y treinta de la tarde, un día sin mucho sentido, sin un antes, sin un después. Era mi compañero de ruta, de viaje, vagón desocupado, ellos dos de pie mirando su destino. Era guapo. No tengo claro exactamente que fue lo que me gustó, si su estilo hippie o su barba varonil, porque convengamos que su cabello aleonado y su piel blanca como la leche, definitivamente, no había sido. Se alejaba demasiado a mi prototipo semita al cual estaba acostumbrada. Pero daba igual, mi vocación de servicio quería aflorar en cualquier momento.

 ¿si? ¿les ayudo?


Él nunca respondió. Su amigo, un moreno estilo africano de habla inglesa fue finalmente quien lo dijo todo.

El país, la comida, las calles, la música, el destino, whatsapp, los insectos, las ruedas, el tráfico, los domingos, el agua, más lento, te entiendo.  El sol, la lluvia, tus zapatos, ¿mis zapatos?, la cama, tus ojos, mas cerca, tus ojos otra vez, no tan cerca, te entiendo la mitad, si claro, el clima, el trabajo, las mujeres, el metro paró. Creo que no te entiendo. El hombre habla mucho (lo estaba pensando), pero habla en ingles. Si, te entiendo, habla más lento, y no tan cerca. Está bien, te entiendo la mitad.

Dame tu facebook.
My email is....
¿ese es tu email?
No lo entiendo, déjame leer. Mas cerca.

"Todos los pasajeros deben descender del tren".

Él también era guapo, tenía los ojos claros, los vi de muy cerca, cuando me hablaba. De todos modos, no le entendí casi nada.

21 de septiembre de 2013

Tsunami

El agua estaba cristalina, como el mar de Bahía Inglesa, dicen, o Isla Dama, digo, aguas claras y quietas. Entramos con confianza, la idea era nadar. Era disfrutar de ese momento sin ningún temor. Yo no lo tenía y no importaba si sabía nadar o no. Podía sentir la arena que se deslizaba por mis pies, lentamente, iba sintiendo cuando el lugar era más arena que mar y no sabía por qué de pronto todo se había recogido. No eran buenas noticias, todo lo que se va, tiene que volver.

  El mar, era una especie de piscina cercada y como así lo era, me fui hacia las rejas de contención para estar preparada; el mar se había recogido y con fuerza venía de vuelta y no solo él, con todo lo que encontró a su paso. Era una imagen que nadie quería recordar, que nadie quería vivir, pero ya estaba, el mar ya no era mar sino una piscina de autos, escombros, gente y barro del pueblo donde yo estaba.

Cuando salí de la piscina para constatar con mis propios ojos cual era la realidad, me percaté que estaba sola. No había hermano, mamá, papá, amantes, ni nada. Había tres conocidos, a los cuales no quería en ese momento. Me quebré al contarles mi realidad; no tengo a mi madre, no tengo ropa y no tengo nada que comer. La verdad, es que no sé por qué lloré con ellos, si bien mi realidad me perturbaba, no eran razones para dejar de buscar mi lugar, ni razones para llorar. No tenía pena, sabía o creía, que en algún momento todo lo volvería a encontrar.


Me fui caminando por Concha y Toro, entre el barro, escombros y casas derrumbadas. No había autos ni buses, no había nada, pero sí de camino me encontré con una feria, al parecer, con una feria de restos de cosas que ya nadie quería tener. Allí fue donde encontré un reloj de colo colo y aunque no tenía por qué, lo compré para regalárselo. Ni siquiera tenía que verlo, pero algo decía, que lo iba a ver. Era para él.

Cuando me fui, me acompañó un hombre, mal vestido, mal oliente y en realidad todo lo malo que se pueda pensar, su aspecto provocaba bastante miedo, pero no me asustaba, lo que no lograba entender, es por qué me seguía. De camino, me daba cuenta del daño que había provocado en la ciudad semejante evento, así también lo lejos que estaba de casa, hasta creo que me rendí y en alguna parte, me dieron una habitación provisoria. Estaba bien, sentía que estaba recuperando mis enseres de a poco. Como tenía que ser.
Mi vecino de habitación tenía agua, me acerqué y le mencioné en la situación en la que me encontraba; no tengo agua, no tengo ropa, no tengo comida… él me llevo agua y me llevó de vuelta cosas que me pertenecían, por ejemplo, un reloj de pulsera.

Cuando continué mi camino, encontré por alguna parte a mi madre. Estaba feliz, ella era lo más importante, si ella estaba lo demás no importaba y tenía que ser así, porque yo era la responsable de darle la fea noticia.

Nuestra casa ya no existe, ni ella ni nada lo que había dentro. Ahora sí que no tenemos nada. Solo somos tú y yo.

17 de septiembre de 2013

Catarsis

Después de haberte vetado por casi cinco meses hoy te dejo nuevamente ser. 

No voy a leer los pasajes pasados, porque hasta hace dos meses  “de usted, de usted, de usted” me daba hormigueos en el estómago y no precisamente de los buenos, de esos que sientes que se te adormece, que te late el corazón más fuerte, que empieza a darte un bochorno y se te vienen imágenes, imágenes y mil imágenes a la mente, de esas que solo querías olvidar.

Piel morena, parqué, café por la mañana, despertar en tus brazos, ese miedo de verte por la universidad, ese “ey usted”, nuevo correo en gmail, te extraño, ocho lunares, te daría mil besos y mil noches más,  y JP, si JP lindo, lindo.

Hace cinco meses esa canción, del cantautor que sonaba de fondo mientras solo existíamos tú y yo, me recordaba que “Fuiste tu” y maldita sea, como odiaba que había sido así, que te lo dije y lo dijiste “O aprendes a querer la espina o no aceptes rosas”

Por estos días nos ayudábamos a sentir menos frío, siempre me decías que tenias las manos heladas y siempre te dije que por la noche iba a tomar de tus manos para que el frío se fuera. El frío siempre se iba. Este invierno fue más frío, no solo porque no duró, sino porque cada uno ya no existe en la vida del otro. Que irónico es decir "Recuerdo cuando dije que este invierno sería menos frío que el anterior, y aquí estoy congelándome". Que irónico que esta publicación es solo para recordarte que me desprendí de ti, y te deprendo de mi.

Esta es mi catarsis y solo puedo decir, si alguna vez alguien lee esto que si tu lees esto ; que bonito es decir, que fui solo de usted.

#No.sueño #welcome #noexistesmás


20 de abril de 2013

Era


Anoche quería olvidar, quería olvidarme un poquito de mis malas decisiones, de mi trabajo, de la gente con la que convivo de 8:30 a 18:00 y la falta de cojones para jugárselas por el equipo laboral. Quería olvidar, pero ya no se usa eso de ir de juerga con los amigos y emborracharte por las penas, ni por las cosas que no resultan, ni por el pasado inexistente.

Ahora se usa que un amigo te invite a Mardoqueo e inevitablemente acordarte que siempre quisiste ir allí con alguien que también decidiste olvidar, de hecho ¿No se supone que ya no existe? Y con la idea latente que vas a llegar a casa, le vas a enviar un correo y decirle:

“Ey, usted ¿recuerdas todas las veces que te dije que debíamos ir a Mardoqueo? Pues no me equivocaba, es genial, no solo venden sándwich gigantes y cerveza, sino que además está decorado con artefactos de muchos años atrás y de todo tipo, solo quería decirte, que yo sé, que te gustará.”

 Pero bueno, te vuelve la razón y recuerdas que esa persona está muerta y no puedes escribirle un correo, y que a lo mejor, él ya fue a Mardoqueo solo o quizá con alguna otra persona que debe estar presente en tu vida. Y así pasa la noche, llegas a casa con tu estómago medianamente lleno, sin borrachera porque ya dijimos que esa no era la idea de olvidar los problemas, te metes en la cama y te quedas dormido hasta el otro día. Aproximadamente ocho horas de sueño totalmente reponedoras, pero el dormir no siempre es lo que esperamos, no siempre se encarga de recordarte que aunque esa persona esté muerta, la extrañas cada día, la extrañas como si fuera un dieciséis de Octubre del año 2012 y aunque esta fecha para él y para todos no signifique nada, para mí, es la última fecha en que desperté a su lado.

Yo lo conozco, aunque en realidad no, lo conozco un “poquito” como diría él mismo o más bien, conocí lo que él quiso que yo conociera. Él me conoce, aunque en realidad tampoco me conoció, también fue solo un poquito o solo lo que yo quise ¿saben qué? Eso te hace sentir culpas, él no conoció quizá, a quién escribe más cariñosa y entregada, quizá y es cierto, debí saludarlo todos esos días de forma más enérgica y haberle dicho lo que pensaba.

Por Dios hombre, cuánto te extrañaba, cuanto quería verte, cuanto te quería en mis brazos.

Pero no se hizo y él nunca lo sabrá, porque está muerto...

Estábamos viendo sus informes y no puedo recordar de qué pero si que eran importantes, nosotros… yo y un par de amigos más los revisaban. La verdad es que yo no entendía del tema, ellos sabían que yo lo conocía, sabían solo eso y no había prejuicio alguno.
Entonces él salió de su escondite a presentar sus informes, explicarlos, mostrarlos y vanagloriarse obviamente de todo su trabajo. Me abrazó, me abrazó sin ningún remordimiento delante de todos y yo claro, orgullosa me sentía al lado de ese hombre, era el hombre que quería conmigo, el que tanto me gustaba y él solo tenía muchos abrazos, abrazos fuertes y agrandes para mi… era como dar respuesta a ese dicho que dice “detrás de un gran hombre, hay una gran mujer” él lo quería hacer notar y yo estaba bien, me sentía bien… estaba con él.
En las calles habían protestas y del departamento del frente un grupo de fuerzas especiales sacaba a un hombre que se dedicaba al tráfico de alguna sustancia ilícita, todos estaban pendiente del espectáculo, todos menos tu…
Se acercaba la hora de almuerzo y en vista de que las cosas parecían mejor y él ya no decidía no estar o esconderme, lo llamé para quedar en almorzar pero nunca contestó..
Lo llamé de varios teléfonos, varios minutos después y nada pasó…y fue cuando recordé, que él estaba muerto. Él aun estaba muerto para mí.


1 de marzo de 2013

Te vi allí

 


Esta vez de encontré allí a Kilómetros de Santiago y era real, ambos estábamos en el mismo lugar. Te vi una, dos, hasta tres veces que cruzamos caminos. Estabas ahí callado con algunos amigos, tanteando el terreno porque me habías visto y no querías que se diera la oportunidad de cruzar palabras, porque no era grato, porque no sería el mejor momento. 



 El 00/00/2013 00:00, “Estados de ánimo” escribió: 

¿y cómo están las vacaciones? ¿Qué tal el vuelo? ¿Te han tratado bien? 

Te vi en la fiesta. Estabas con tu chaqueta de cuero café, nuevamente solo, aislado de tus amigos. Nos viste llegar y observaste cuando ella se acercó a conversar con su tío. Ellas dos siguen el camino, no hacia donde estaba yo, sino hacia mi izquierda, hacia donde estabas tú tratando de evitar el posible encuentro de los tres. Tuve que cruzar, lo hice rápido, sin mirarte. Yo no lo he visto, no lo vi y si nos cruzamos es pura casualidad. 

El 00/00/2013 00:00, “Él” escribió:

No me han tratado del todo bien, los desayunos no son lo mejor y la verdad es que todos estos personajes mienten. No hay que creerles. Todo es mejor cuando se da al otro. 

Me había respondido. ¿No estaba enojado? ¿No prefería ignorarme? ¿Acaso estábamos volviendo a lo que alguna vez fuimos? ¿Amigos simplemente amigos? Yo realmente deseaba eso. Coloqué responder, y es que deseaba decirle que es por esa razón que yo lo compartía CASI todo, porque el egoísmo no estaba en mi diccionario personal, porque yo había querido compartir mi vida y mi tiempo con él. Quería agregar la foto del rico curanto solo para que la viera, para que le diera un poquitito de envidia, de la buena, claramente. Rico que es el curanto en hoyo, que rico hubiese sido estando contigo. La foto no cargaba y debíamos ir al supermercado con las chicas y entre que eso debía suceder, veo bolsas en frente de mi, bolsas de supermercado y sin señales de ellas. Me paré del lugar y salgo a buscarlas cuando ya estaban llegando con risas y bolsas.

- ¿fueron a comprar? 
Si 
- ¿pero en qué momento? Si yo estaba allí y no las vi. Hay un lapsus de tiempo del que no recuerdo. ¿acaso me dormí? 
Si Claudia. 
- Pero… me salté unas horas, no recuerdo nada, no entiendo que pasó.

19 de enero de 2013

Ponte en onda




- Claudia soñé con él.

- ¿Qué soñaste?

- Soñé que me decía “Ey viejo, ponte en onda wey”

- Hermano, te tengo que contar algo.




Cuando iba camino a la fiesta, en el autobús iba una mujer vestida de traje, parecía un traje espacial raro. Hablé con ella, no sé de qué porque no lo recuerdo. Me solicitó mi celular para ver una información en internet y se lo di, ella revisó su cometido y me lo dio de vuelta.

Hoy presento en ballet, me dijo, y se bajó del autobús.

Quedé observándola, se bajó junto a otra chica que también iba vestida de la misma manera, un traje espacial de ballet, ballet moderno, por decirlo de alguna forma. Parecía que ese día todos estaban de fiesta.

- Que te vaya muy bien. Le grite desde el autobús.

Cuando llegué, la casa tenía un estilo Mexicano, la familia, todos. Mi hermano debía estar ahí, pero no fue, no quiso ir. El ambiente estaba entretenido, intenso. De vez en cuando salían números de bailarines haciendo coreografías de Maddona. Vogue es la que recuerdo, me vi de pronto medio de hombres y mujeres vestidos acorde al video musical.

Demonios, pensé. Yo no soy parte de la coreografía. Mientras intentaba salir de ahí y es que aparecían de repente en la pista de baile y empezaban a actuar. Al apartarme quedé cerca de la salida, había gente fuera.

Fue cuando oí los disparos, fue cuando salí a mirar. Fue cuando todo se desordenó y a él lo habían matado. “Ponte en onda wey” había dicho su amigo en el sueño, él ya no estaba.

La fiesta seguía y parecía que a nadie le importaba lo sucedido, yo pensé en SV, no se imaginaba cuanto lo extrañaba. ¿y por qué pensaba en él en ese momento? No lo sé.

Cuando llegué a casa mi hermano y yo sentados en su dormitorio, me comentó que había tenido un sueño extraño. Mi hermano nunca me cuenta sus sueños.

- Claudia soñé con él.

- ¿Qué soñaste?

- Soñé que me decía “Ey viejo, ponte en onda wey”

- Hermano, te tengo que contar algo.

- Él murió en la fiesta.

Mi hermano se congelaba, quieto y triste ante la situación. No podía creer que había soñado con él y no podía creer que no había ido a la fiesta, no lo había visto por última vez y no pudo impedir que su amigo, a su mejor amigo, le hubiesen dado muerte. Se sentía culpable, era la primera vez que veía a mi hermano así, arrepentido, de no haber estado el último día con él.

29 de diciembre de 2012

Recordatorios


"Villa..Bailar, gay,.? Mi hnn l0 quería cwnncerjp"

"es ga gay, me peritemdkijarer"

"Zuñia labra suicidio"

Anotar palabras en el celular para recordar mis sueños al despertar , no está dando resultado.

No sueño

25 de diciembre de 2012

Lo que el "tiempo" se llevó

Estaba en la universidad pero la físicamente la escena era donde estudié toda mi enseñanza media, Colegio Santa María La Florida. Yo iba saliendo de una sala y te vi caminando hacia alguna clase por el pasillo y te grité, grité tu nombre para saludarte, para que dieras media vuelta y conversáramos un rato, quizá para quitarte unos segundos de tu tiempo.

Te diste la vuelta, pero no te detuviste y yo te seguí, hasta que paraste en entre el segundo y tercer piso, en ese lugar que es como un balcón, que da hacia la cancha del colegio, hacia los baños y en definitiva hacia toda la parte de enseñanza básica, primero, segundo y tercero medio. Los segundos, terceros y cuartos pisos eran solo de los cuartos medios.

Te detuviste ahí, mientras los demás pasaban, en una esquina del balcón. Te arrinconaste solo.

- ¿Cómo has estado?

Creo que no obtuve respuesta y si la tuve, no la recuerdo, solo sé, que nos acercamos, tanto así que nuestros labios se juntaron y nos besamos. Como extrañaba sus besos, pensé.  La situación, era algo que los dos deseábamos, sin embargo, ambos tratábamos al mismo tiempo de evitar ese sentimiento. Y ¿Qué? ya estaba, nos estábamos besando, mientras la vida seguía avanzando.

El mundo podría haberse detenido ahí, en ese instante que peleábamos con lo que evitábamos sentir, pero al mismo tiempo nos entregábamos uno al otro. Ya era suficiente de evitar.

22 de diciembre de 2012

Oportunidad


Podríamos volver
- ¿Por qué quieres volver ahora?
Bueno porque tengo más tiempo, me voy a sentir solo, eres una buena opción.
- Sabes, tengo que ir a casa, se me quedó algo.

Era cierto, se me había quedado algo, mi cartera estaba fuera de su casa, tirada en algún lugar no sé por qué la dejé ahí, la tomé y me fui a casa, iba con el propósito solo de buscar ropa, para ir donde él y hacer efectivo eso de “podríamos volver” pero nunca volví, me quedé en casa, porque sus palabras más que bonitas eran feas, y porque aunque yo hubiese querido estar con él, esas no eran suficientes razones. El vaso roto, nunca se vuelve a unir.

Educación



Estábamos todos sentados en una mesa rectangular. Al extremo derecho norte estaba mi amiga, al extremo derecho sur estaba yo, al lado de mi amiga estaba él, y al lado mio una niña que no conocía.

Yo revisaba mi tesis, la leia para buscar los últimos detalles que faltaban. De vez en cuando lo miraba, porque él sabía que yo estaba en frente de él y no había sido capaz hasta el momento ni de mirarme, ni de saludar, es donde lo que sucedió el otro día se volvió sueño y donde vuelvo a repetir lo que dije:

“La mínima educación que debe tener una persona, que te conoció o conociste, es otorgar el saludo. Es paradójico que alguien que pretende educar, no tenga esos hábitos. Cada día me doy más cuenta, de que nunca valiste ni un poquito la pena.”

Seguí en lo mío, conversábamos a ratos con mi amiga, él escuchaba todo y yo también escuchaba lo que él estaba hablando con la niña, le explicaba algo sobre sus materias.
Lo miré, un bastante rato hasta que me miró, y le dije hola. Un hola desencantado, forzado y sin muchas ganas de ambas partes, fue un hola tímido, un hola de no querer saludar ni mirarnos, un hola casi con desprecio.

15 de diciembre de 2012

No almuerzo


- ¿Vamos a almorzar con él?

- Bueno, vamos.

Fuimos con mi hermano a su departamento, en el pasillo la puerta estaba abierta, como esperando que llegáramos. Mi hermano le preguntó que tenía de almuerzo.

- Consomé.

Yo solo me asomé, no quería verlo, pero lo vi y no estaba solo, estaba con una mujer. Había que aceptarlo, estaba con otra.

- ¿consomé? ¿queremos consomé? – Me preguntó mi hermano, gesticulando que no era una buena opción.

Él nos invitó a pasar, para que almorzáramos todos juntos como habíamos acordado no sé cuándo. Pero no, si es que éramos mal educados, pues lo éramo,s no queríamos almorzar consomé y no queríamos interrumpir su posible cita con la mujer.

- Estaba con otra- le dije a mi hermano. ¿la viste?


Amistad, no, no

Estaba de rodillas apoyada en su cama, con mi notebook. Estaba revisando cosas, trabajando, mientras él hacia sus cosas, cocinaba, escuchaba su música.


Era una visita de amigos, éramos amigos, si claro, lo sabíamos.

Lo llamé porque quería mostrarle algo, era algo interesante, seguro, tenía que verlo.
Se arrodilla junto a mí, se acercó lo suficiente. Se me aceleraron los latidos, en realidad no era mi amigo, me seguía gustando demasiado, nunca ha dejado de gustar. Fue cuando nos acercamos y nos besamos, ambos sabíamos que nos seguíamos gustando, que todo estaba intacto pero no sé por qué decidimos alejarnos.


La tonta




Llegaron a mi casa, ambas borrachas como es de costumbre imagino, no que lleguen a mi casa sino su estado etílico.
Yo estaba con alguien, estábamos acostados listos para dormir.
Ella, se acuesta en mi cama y deja el espacio para MC. Muy confiada, como si fuera su casa, como si fuera su cama y yo reaccioné.

- ¿Qué te pasa? ¿Qué te crees? ¿eres tonta acaso? Esta es mi cama y mi casa y no quiero que ninguna de las dos esté aquí, váyanse, desubicadas.

Estaba tan enojada que seguí diciéndole y enrostrándole lo tonta que era.

- Eres tonta ¿lo sabías? Tonta. No razonas, no sabes nada, eres total y completamente tonta y vacía.

Ella no me dijo nada porque aquí entre nos, no era tan falso lo que yo decía, pero bueno, se fueron, subieron al segundo piso para poder dormir.

A la mañana siguiente desperté y fui al comedor de mi hogar, en el sillón estaba sentada mamá comiendo un dulce chileno y con la mirada un poco perdida.

- Se fueron – Me dice, con una sensación de desagrado por el show de la noche.

- Que bueno.

- Ella le dijo que se fumara algo y tomara una pastilla para que se le pase la borrachera. 

- ¿qué? – dije yo impresionada, me parecía insólito que su tontera traspasaba la frontera de la estupidez.

- Ella es realmente estúpida.

Después de todo el acontecimiento y de la conclusión que saqué de lo que pasó, decidí, alejarme de MC completamente.


Su nueva novia (la enésima)



Sentada en la cama de su dormitorio, ella entraba como si fuera dueña y señora del lugar. Tenía el pelo castaño, ondulada y su piel era muy blanca. Era bonita, no podía negarlo, tenía cara de ángel y proyectaba su esencia esa misma idea.

Pero su actitud de dueña y señora me molestaba.

- ¿qué te crees tú? ¿Qué eres dueña de casa? ¿Qué llegas y entras sin pedir permiso?

Ella no me decía palabra alguna, me miraba sin saber muy bien qué decirme.

- Eres desvergonzada, esta no es tu casa, no te corresponde.

Fue en el momento en el cual ella me respondió.

- Soy su polola.

- Eso es mentira, tú no eres su polola.

- Es cierto, soy su polola.

- No, no es así.

Cuando nos encontramos, encaré la situación y pregunté ¿es tu polola? ¿Ella es tu polola?

- Si Claudia, ella es mi polola.

Me bajó un odio inconsciente, empecé a golpear, me sentí defraudada otra vez, decepcionada.

- Te odio, te odio – le decía mientras le pegaba, puñetazos y patadas.

Quería matar, con mis manos tomé de su cuello dispuesta a quitarle la vida, pero en algún punto mi lado racional dijo no, no puedes hacer eso.

Etiqueta: MC

Hagamos un trato



Estaba todo aburrido, ya no había clases, yo estaba al final de la sala. Mis compañeros molestaban a la típica persona centro de burlas de un colegio, ella salió llorando y el ambiente se puso revoltoso. Yo me acerqué a él, era su alumna, no podía hacer mucho.

Me abrazó, sin importar mucho lo que pensaran los demás.


- Me gustas, le dije. Mientras sentía su cálido abrazo.

- Tú también me gustas.

- ¿y por qué no estamos juntos?

- Hagamos algo, retomemos todo, pero no vuelvas a tocar esos temas otra vez, sé la Claudia relajada, me encanta como eres, yo quiero estar contigo, pero en conclusión, no me "webees".

- Está bien, pero no me ignores, no me gusta, háblame como éramos antes, quiero el coqueteo e interés que teníamos antes.

- Me encantas

- Tú también me encantas.


Me gustas



- La verdad es que me gustas

- Tu también me gustas

- ¿y qué hacemos?

- No lo sé.

9 de diciembre de 2012

Esconder las caras


Esconder las caras


Iba caminando en línea recta cuando mire hacia al frente y venias tú, con un traje ridículo y un sombrero enorme. Le vi su cara y pensé – No me salvo de no saludar- íbamos frente a frente, pero cuando llegó el momento de cruzar miradas, el bajó su sombrero y no nos vimos.

Cuando ya nos dábamos la espalda me largué a reír, su traje me parecía estúpido y gracioso y me reia en efecto de él. Pero luego le grité- ¡¡¡Oye!!! Haciendo referencia a su mala educación por verme y no saludar. Luego, pensando lo ocurrido, dije – Que importa- y continué con mi camino.



El Haitiano



Salí de casa a buscar a mi amiga, bajando las escaleras del metro me crucé con un carabinero y dos maletas, no le vi el rostro, no le di importancia.

Cuando llegué a casa, con mi amiga, estaba mi padre y mi madre besándose con ternura y atrás de eso un hombre, alto, bien formado y de piel negra. Pero no de ese negro intenso, sino de ese moreno intenso, pero que sabes que no son Chilenos.

Era un sobrino lejano de mi padre, era Haitiano, era hijo de mi tio Gustavo (Q.E.P.D) y era realmente guapo. Se iba a quedar en casa, y el único espacio para dormir era la plaza que sobra de mi cama de dos plazas, ¡yo estaba feliz! Me había gustado, le preguntaba si acaso le gustaba Chile, él decía que si. Él era carabinero, es mas, él era el carabinero con el que me crucé en la bajada del metro.

En algún momento en mi cuarto, lo besé, sus besos eran tiernos, pero él era de sangre caliente como dice mi madre:

- ¿vamos a hacer cosas buenas? – decía él.

- ¿A qué te refieres? – Decía yo.

- A tu cama.

Había comprendido perfectamente el lenguaje, pero había comprendido también que hace un par de minutos le había dicho lo mismo a mi amiga. ¡Que fresco!, pero encantador y aquí entre nos, si quería hacer cosas buenas, solo que mi madre, con su sabiduría de madre, me dejó imposibilitada de meter a la visita a mi pieza, específicamente a mi cama. Cuanto saben las madres.

Expedición en un lugar desconocido



Me sentía como Dorothy saliendo de su casa después del tornado, pero yo no iba saliendo de casa, iba entrando y tampoco hubo tornado, solo que no hubo nada antes.

La casa era de muchas habitaciones, habitación que abría había jacuzzis y camas. En una había una señora de unos cincuenta años, en un jacuzzi y en otra un viejo gordo de sesenta, en un jacuzzi también. En otra una cama de una plaza. Me preguntaba si estar ahí era gratis y si, lo era. Cuando salí al patio, había una bajada de madera, no era una escalera, era una especie de bajada inclinada. A mi frente tenía una imagen espectacular, un cerro lleno de árboles todo muy verde y claro pero antes de eso dos troncos muy gruesos, con hojas florecientes del mismo color que el bosque.

Para llegar al bosque había que pasar por los troncos y no niego que lo intenté, pero las zapatillas no ayudaban, pensé en quitármelas, pero de tanto pensar, desistí de la idea de cruzar hasta el cerro. Desde esa perspectiva se veía igual de bonito.

25 de noviembre de 2012

No tiene Sentido



Me preguntaba si iba a acostumbrarme a vivir con él, escogíamos departamentos, pero en realidad en su casita del árbol yo iba a estar bien igual. Sabía que con él, iba a estar bien donde fuera y como fuera, era él. Pero no tenía sentido. ¿por qué él quería vivir conmigo? ¿y por qué yo querría vivir con él?




Volver





Claudia, es hora de volver.

Ese hora de volver correspondía a estar mirando el escritorio de mi antiguo trabajo que alguna vez me perteneció. Desesperada, yo no quería estar ahí, no quería nuevamente ese trabajo, no, yo no quería, yo estaba muy bien donde estaba ¿por qué nadie me preguntó? ¿Por qué no pude elegir?




Hasta nunca



Claudia, debes enfrentarlo.

Miré a mis amigas con ese miedo aterrador pero con la convicción de que sabía que tenían razón. Terminó sus clases y lo seguí, salió del lugar con tres latas de soda y su cara demostró todo lo que sentía hacía mi; rechazo.

- Tengo hablar contigo.

Me ignoró, hizo un gesto común de él, uno que tengo muy grabado en alguna parte de mi memoria. Lo tomé del brazo con fuerza y con un tono más agresivo repetí.

- Necesito hablar contigo. ¿Acaso no piensas hablarme ni escribirme nunca más?

Se rehusó a emitir palabra alguna, sus movimientos de cabeza lo dijeron todo.

- No.

- ¿por qué?

- .....

5 de noviembre de 2012

2 de noviembre de 2012

Extrañando - Parte II

Siempre he creído que este blog dejaría de tener sentido cuando empiece a escribir cosas que realmente estén pasando y es que acaso escribir lo que he soñado ¿no tiene relación con lo que está pasando? Claro que la tiene. Claro que la última entrada fue solo un sueño pero, la escribí descontextualizando el sueño y mezclándolo con cosas que realmente están pasando y con lo que realmente estoy sintiendo.

Abrazados en tu cama era un juego de un sí y un no, te pedía por favor que me dejaras, no quería acostarme contigo, pero no era cierto, lo único que quería estar en tus brazos, era lo único que quería siempre, porque era capaz de cerrar mis ojos y ver tu cara, ver tu color de piel y tu boca, que era lo que me trastornaba. (Junto a todo lo demás) – Por favor déjame, no me toques, no te me acerques – Le dije con una convicción que no convencía ni al más creyente.

Los sueños reflejan claramente lo que uno está sintiendo, lo que está pasando en sentido figurado. Y lo cierto es que lo  extraño, extraño sus juegos, sus besos, sus bromas, su rostro cuando duerme, cuando habla en serio, cuando es el tipo tierno que yo conocí y es mentira cuando digo que no quiero verlo y que no quiero saber nada de él, es mentira porque cierro los ojos y lo veo. Siempre he creído que cuando eres capaz de cerrar los ojos y reconstruir la imagen de una persona en tu mente, es porque esa persona fue importante e irremediablemente yo cierro los ojos y puedo reconstruir cada noche que estuvimos juntos, cada cosa que me dijo, cada mañana que desperté a su lado, cada mirada que me regaló y cada instante que no sucedió.

Accedí porque negar algo por mucho tiempo no es lo mío, estábamos en eso que yo quería y sacó eso que siempre sacaba en esos momentos, eso que yo odiaba usar, porque la verdad es que quería ser completamente de él y quería que él lo notara, no me importaba más nada desde ese momento en adelante, solo me importaba estar con él, todo lo demás era perfecto.

Pero sucedió y no eran los que teníamos cuando estábamos juntos, yo me di cuenta porque soy observadora en ciertas cosas, se justificó, - tuve que comprar más – y parecía que la justificación lo empeoraba todo, me daba a entender que en este tiempo había estado con alguien más, que ya me había reemplazada y yo, como siempre, actué como si no me importaba, nos acostamos como siempre pensando como nunca en que había estado con alguien más.

28 de octubre de 2012

Usted tiene un correo nuevo


28 de Octubre (hace un minuto)
Él (alias en este blog “Contigo”)
Para mí
¿Te gustan los Bunkers? ¿Fuiste a comer comida exótica? ¿Con un integrante de los Bunkers? Ah pero, es que él (el de los Bunkers) es como muy genial, así que es como mega bacán lo que hiciste.


Yo no había ido a comer con alguien de los Bunkers, seguramente había ido a comer, seguramente le había escrito un correo, contándole que había ido a comer, hace unos cinco días atrás y él recién se había dignado a responder, porque él es así, en realidad él ahora es así. Antes nos escribíamos todos los días, o al menos casi todos y por lo menos unos tres correos diarios. Las escusas para escribir y saber indirectamente del otro eran muchas y sobre todo las de él (aunque no lo acepte), molestarme todo el tiempo. Solíamos hablar las tardes del domingo y desde que nada de eso pasa o más bien casi no pasa, espero que vuelva, que vuelva aunque sea a molestar. Y lo estaba haciendo otra vez, respondió mi correo inventando que yo había salido a comer con un integrante de los bunkers y aceptando la idea como genial, algo que no había pasado, pero a él le gustaba ser así, tomar las cosas en bromas, mezclarlas e inventar cosas para hacerte perder la paciencia. Yo no suelo tener paciencia con alguien, pero con él siempre la tuve, con él la tendría y la verdad es que luego de ese correo, me di cuenta que la tengo y prueba de eso es seguir esperando saber de él, porque todavía quiero saber de él. Aunque sea una broma.

21 de octubre de 2012

El tipo de la biblioteca

Queríamos reproducir un dibujo. Un dibujo que debíamos obtener de un libro de ese lugar. Era una biblioteca y al mismo tiempo una tienda de antigüedades, era de esos lugares donde me encantaba estar.


Quien nos ayudaba y encargado de atender, era un conocido mío. Usaba sudadera, pelo hasta más arriba de los hombros con un peinado que lo hacía ver más desordenado y desaliñado de lo que podría verse. Sus facciones eran casi perfectas, pero no de mi gusto. Usaba barba no muy frondosa, su piel era muy blanca y su semblante, era del típico tipo lindo y rudo. Éramos conocidos, habíamos tenido alguna historia, pero no era de mi gusto.

Yo mientras acompañaba a quién iba con el propósito de reproducir, disfrutaba observando el lugar y lo observaba a él, a mi conocido que no era de mi gusto. Un mostrador en forma de T nos separaba. Yo miraba hacia todos lados, como cualquier pequeño en una casa de muñecas o quizá una casa del árbol o mejor aún, una casa de dulce, toda hecha de dulce.

Me apoyé en el mostrador, mientras él me miraba, nunca directamente, me miraba de reojo, coqueteando un poco mientras trabajaba. Yo riéndome y con algún propósito algo infantil esbozo unas palabras.

- Quiero el libro más antiguo que tengas, de esos que nadie quiere leer, de esos que realmente nadie pide.

Él sonríe y con la misma mirada no directa me trae dos libros de bolsillo. Eran de tapa dura, tallados con relieves y probablemente hechos con madera. El título decía algo como “Historia de Chile” y quizá no era tal, pero eran de colección, eran de historia de algo y yo simplemente aluciné, obviamente los quise para mí. Eran los libros más hermosos que jamás había visto, tenían mucho detalle, era casi una reliquia en cualquier biblioteca de una casa. Era como esos libros que ni siquiera quieres tenerlos en un estante, de esos que prefieres tenerlos de adornos porque son tan espectaculares que es un deber para cualquier amante de las letras muertas lucirse con tales ejemplares.

De mi lado más infantil y mintiendo solo para provocarlo nuevamente lancé unas palabras.

- Pero estos libros son totalmente aburridos, obvio que nadie los quiere.

Estaba bromeando, desde el inicio hasta el fin de esa frase. Los libros no me parecían aburridos, es más los quería para mí. Solo quería provocarlo, solo quería hacerlo enojar y que me respondiera una pesadez de vuelta para continuar con tal provocadora escena que tenía una mezcla de coquetería, candor y deseo.

Pero él no era tan infantil como yo, él no respondió a mi broma y siguió con sus labores, mirándome de reojo, coqueteando, secretando feromonas y creyéndose la imagen del hombre en extremo masculino, desaliñado de facciones perfectas que atendía la biblioteca.

13 de octubre de 2012

Sorpresa de máscaras venecianas


Sentir el olor a primavera de un lugar desconocido, es como lo más genial que uno puede sentir en determinados instantes. Lo curioso es que el lugar sea desconocido, yo estaba en una especie de estacionamiento y estábamos felices y no sé bien el por qué. Olía a primavera y lamento decirles que tal aroma no existe aunque yo siempre he creído que sí.
El aroma primavera no es más que el olor al fruto de un árbol que se da en Santiago de Chile y probablemente en muchas ciudades del país y hasta en otros países, pero como solo lo he sentido en Santiago desde el mes de Septiembre y en aquellos días secos, para mí y por hoy las cosas solo suceden aquí. El problema, es que no sé cómo se llama el árbol y sería entretenido saberlo, pues así todos sabríamos cual es el olor a primavera. ¿Saben qué?  Caminen por el Parque Forestal, desde Baquedano hasta Bellas Artes en un mes de Octubre y sabrán a lo que me refiero; olor a primavera.
Estábamos felices, y no sé por qué, parecíamos estar en medio de una danza africana o quizá una capoeira, estábamos extasiados, enérgicos, brincábamos, reíamos, bailábamos y lo que tampoco supe es por qué tú estabas ahí, junto a mí a P, F, M y varios más que no recuerdo. El cuadro no era normal, tú no debías estar ahí y en realidad no podías pero ya estabas y no estabas feliz, no estabas por todos nosotros, estabas solo por mí. Me abrazabas y besabas y yo no comprendía bien que estaba pasando ¿por qué estabas dispuesto a exponerte de ese modo?
Yo miré tu rostro moreno y con ciertas señales de tu edad, cuarenta años no pasan en vano. Te observé una y otra vez y tú seguías abrazándome con el propósito de sacarme de ahí. Esa era la idea, tú estabas con nosotros pero a medida de que yo más feliz estaba, mas bailaba, sonreía y saltaba, tú me dabas un beso para apaciguar mis risas, me abrazabas para calmar mis brincos y me empujabas un poquito hacia lo que querías, no estar ahí.
No era un cuadro normal, era como una fiesta de una persona absorbida y feliz con el infeliz que quiere detener el panorama y para eso ocupaba sus encantos, sus encantos que me embrujaban. La fiesta consistía en risas, era mirar tus ojos y reírme en tu cara, acercarme a tu boca, robar tu aliento y prometer un beso que no te iba a entregar, era coquetear y provocarte, mientras más quieta me querías yo más brincaba a tu alrededor, era como Dolores Haze con el profesor Humbert, era acceder a tus brazos, hacerte creer que estaba ahí y que te pertenecía y en el mismo segundo volver a reír, brincar y separarme de ti. Yo volví a observar tu cara. Te ves más viejo de lo que realmente eres, porque no tienes cuarenta años y tienes arrugas y yo estoy contigo. ¿Realmente quiero estar contigo?
Me alejaste y sacaste del lugar. Si, lo lograste, te seguí, eso querías, eso quise y me llevaste a una habitación. Una habitación antigua y estábamos celebrando algo, al parecer era mi cumpleaños y aunque la escena era sencilla, era una sorpresa para mí. La sorpresa consistía en una habitación decorada completamente con máscaras, máscaras venecianas hermosas todas y por todo el lugar, era un cuadro sencillo ya lo dije, pero era una hermosa sorpresa, no tenía duda de que me había encantado y lo que ahora debía seguir, era escoger la más linda, mi favorita.

5 de octubre de 2012

Polos opuestos se atraen



Cuando te vi, fue una sorpresa grande. Nunca pensé que te iba a ver, en realidad nunca pensé estar así contigo. Estaba acostada, esperando levantarme, esperando que algo magno me motivara y me hiciera salir de la cama y llegaste tú. Alto de anteojos con ese caminar como si los hombros pesaran o el mundo fuera demasiado pequeño o quizá tú muy grande, así un poquito como me gustabas y como te recuerdo, pero ojo que solo gustabas.
Nos saludamos, como dos viejos amigos que en realidad no fuimos. Un correo electrónico que demostraba que más allá de ser el simple jefe de un área, más allá de los ¡Hola! Que nos regalábamos a diario y de los reportes semanales que dejaba en tus manos, había una mínima y ecuánime cuota de afecto.  

-          - ¿No me diga que se va?

-          - Así es, trabajo hasta la próxima semana.

-          - Bueno, si es algo mejor que acá, aprovéchelo. Le deseo lo mejor.

Dos correos electrónicos manifestaban que quizá no solo había una mínima y ecuánime cuota de afecto, sino que además una cierta conexión y no solo eso, además un sueño que derivó en correo y que nos hizo terminar hablando de relaciones. No, no era el simple, guapo e interesante jefe de área.
Ahí estabas, mirándome, sin ninguna intención porque a pesar del gusto, nunca la tuvimos. Te acostaste en mi cama y te sentí tan frío. Te sacabas los calcetines, solo porque piel con piel quita el frío y eso querías, no sentir más frío.  Yo te abrazaba y me percataba de que nosotros éramos dos personas no compatibles, con lo que entablaba una de mis típicas teorías mientras continuaba con nuestro abrazo.


-          - Soy de la idea de que dos personas son compatibles cuando su resistencia al frío es opuesta. Soy de la idea de que una persona corporalmente fría no puede estar con otra corporalmente fría, porque deben ser opuestos, los polos opuestos se atraen y yo soy corporalmente fría, necesito un cuerpo caliente. Mientras pensaba que no podría estar con alguien como él.

Mi familia se iba de paseo y sabía que todos estaban en eso, se supone que yo también, mientras seguía pensando en lo opuesto de la temperatura de los cuerpos, no quería quedarme abajo. Me levanté y empecé a buscar mis cosas, debía ducharme, cuán importante era mi ducha y cuán importante era también no quedarme abajo del paseo. Tenía una cierta preocupación, de que se fueran sin mí, que no me notaran, que olvidaran que estaba ahí, dándome una ducha para ir de paseo.

Todo lo que viví después es demasiado confuso y no lo recuerdo. Ella me llamaba, N me llamaba y sabía que tenía que llamarla de vuelta, sabía que debía estar para ella, sabía que ella era algo importante, ella era, algo era.