Era una visita de amigos, éramos amigos, si claro, lo sabíamos.
Lo llamé porque quería mostrarle algo, era algo interesante, seguro, tenía que verlo.
Se arrodilla junto a mí, se acercó lo suficiente. Se me aceleraron los latidos, en realidad no era mi amigo, me seguía gustando demasiado, nunca ha dejado de gustar. Fue cuando nos acercamos y nos besamos, ambos sabíamos que nos seguíamos gustando, que todo estaba intacto pero no sé por qué decidimos alejarnos.
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