15 de febrero de 2009

Miedo y tortura

15 Febrero 2009


Era el día de licenciatura de alguna facultad de alguna universidad y yo estaba ahí, en la puerta de salida o entrada de los titulados y lo vi a él, un chico alto, con cuerpo y ojos con un leve rasgo oriental. A los días yo estuve en el mismo lugar, por el mismo motivo y nuevamente lo vi, pero esta vez me acerqué a él.
- Hola. ¿Sabes? Te he observado y encuentro que eres genial ¿Te gustaría conocernos? Yo comprendo si es que no lo deseas, es decir, yo no tengo mucho que ofrecer. Dije hasta que él interrumpió.
- ¿Estas bromeando? Es lo que he estado esperando desde que te vi.
- Bueno entonces dame tu número de teléfono. Le dije
- No, dame tu número y yo te llamo, me respondió él.
Ya eso me había parecido extraño ¿estaba tratando de jugar conmigo? ¿Cree que soy ilusa? Bueno no voy a perder nada de lo que ya tenga, pensé así que nos acercamos a una mesa donde procedí a escribirle mi número celular. Puedo recordar bien que el último número donde es un 1, parecía 4, creo que de todos modos me preocupaba la idea de que lo leyera mal.
El y su amigo tomaban un bus hacia sus hogares, nos acercamos hacia el paradero y el chico en cuestión me dice
- Es tu culpa, perdimos el bus ¿Qué haremos ahora?
- Si desean se van a mi casa, dije antes de pensar en lo que estaba diciendo.
- Bueno, me parece una buena opción, dijo él.
- Pero estas en la hora justa de tu bus, deberían buscarlo debe estar por ahí quizá aun puedan irse, agregué.
- Tienes razón, espéranos aquí, me dijo él mientras iba en búsqueda de su bus y yo daba pie a mi huida.
Creo que me odió por el resto de su vida, no recuerdo que pasó pero lo dejé ahí ¿por qué? Era muy extraño ¿no? Y presiento que intentaba burlarse de mí.
Yo iba dirección a mi hogar en una carreta, éramos varias personas y junto a mi una chica a la cual le digo
- ¿estas bien? ¿Estas cómoda? ¿tienes frío?
Dos si y un no para finalmente decirme.
- Déjame tranquila
- OK, está bien. Dije yo, sin entender su reacción por preocuparme de ella.
Llegué a un sitio que no era mi hogar y tampoco había gente conocida, pero por algún motivo me advertían de lo que podría suceder.
- Ten cuidado, él siempre sabe donde estas. Me dicen
Me asusté mucho no sabía que hacer ni donde ir ¿sería perder el tiempo correr el busca de mi vida? Todo estaba perdido.
Cuando estamos en el lugar, llegan ellos. Era una mafia, ya no era uno, eran muchos. Me sujetan de los brazos y se dirigían a hacer lo mismo con mis piernas.
- Déjenme tranquila. ¿Qué me van a hacer? ¿Me van a matar?. Les digo
- No, cuando veas lo que haremos contigo nos suplicaras que te matemos. Me dice quien mandaba al grupo. De pronto una chica de gran peso, con anteojos y un aspecto desagradable me cuenta su experiencia.
- Yo aprendí la lección, y no escapé como tu. Me rendí y es mucho mejor morir. Vas a gritar tanto de dolor que no podrás más. Me decía eso mientras jugaba con una pasta que quemaba todo lo que entraba en contacto con ella. Pude suponer que era algún tipo de ácido y al ver su cuerpo todo quemado ya podía entender lo que harían conmigo.
Diablos ¿en que momento me metí en esto? ¿Tanto odio puede tener alguien en su alma? Mi único error fue no llevarlos a mi casa, solo porque desconfié de su temperamento y ahora que lo pienso no fue nada con lo que tengo que pasar ahora. Prefiero morir, pensé e hice tanta fuerza que logré zafarme, escapé en búsqueda de mi hogar y de un arma. Debía terminar con esto.
Ya estaba en casa, en mi cuarto y tenía miedo, no encontraba un arma en ninguna parte y necesitaba pronto acabar con el sufrimiento y el temor. Ellos podrían llegar en cualquier momento. Voy donde mi madre, ella estaba cocinando y le digo
- ¿con quien hablas? ¿Quién es? Mamá no debes abrir a ningún desconocido
- Ah perdón el es un tipo muy agradable nos ayuda a cocinar, me dijo.
Estaba aterrada de ver su rostro y que fuera parte de ellos, voltee para verlo y no. Era un tipo asiático que preparaba algún alimento exótico.
Aun así estaba segura, que él era parte de ellos y que todo era parte de un plan para obtener información. No confiaba ni en mi, creo que no podría escapar de mi destino.

No hay comentarios:

Publicar un comentario