- ¿Por qué quieres volver ahora?
Bueno porque tengo más tiempo, me
voy a sentir solo, eres una buena opción.
- Sabes, tengo que ir a casa, se me
quedó algo.
Era cierto, se me había quedado
algo, mi cartera estaba fuera de su casa, tirada en algún lugar no sé por qué
la dejé ahí, la tomé y me fui a casa, iba con el propósito solo de buscar ropa,
para ir donde él y hacer efectivo eso de “podríamos volver” pero nunca volví,
me quedé en casa, porque sus palabras más que bonitas eran feas, y porque
aunque yo hubiese querido estar con él, esas no eran suficientes razones. El vaso roto, nunca se vuelve a unir.
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